Se dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, que detrás de una gran mujer hay un gran hombre y, por supuesto, detrás de una gran empresa hay un gran gestor o un gran equipo gestor (según el tamaño de la empresa).
He introducido el término tamaño, y sí, en España el tamaño importa (en lo que se refiere a empresas, claro). Como ya sabemos, la mayoría de empresas en España son pymes. Y entre las pymes, como todo en la vida, las hay buenas y no tan buenas… En muchas ocasiones, quien lo define es la gestión, de ahí los (buenos) gestores, consultores, asesores, etc.
Pues bien, voy a tratar de explicar, de manera muy sencilla, como valorar la gestión del empresario de una pequeña empresa, sin complicarse mucho la vida en el cálculo, para saber si esa empresa está bien gestionada e informar a su propietario (el empresario) para que corrija el rumbo, si es necesario.
Sólo se necesita coger la contabilidad de la pyme (que esté actualizada y sea fiable ya es harina de otro costal. Vamos a suponer que está perfecta). Así que toca mirar el balance de situación y la cuenta de resultados de la empresa. Oye, que aunque sea una pyme también tiene estados financieros.
Sin olvidar, analizar los datos del sector o del mercado en el que opera la pyme. Recoge la rentabilidad del sector (a poder ser). Si no puedes, piensa que, por norma general, a una empresa deberemos exigirle un 7% como mínimo de rentabilidad.
No sé por qué extraña razón, las pymes se creen que tienen su propio monopolio y no estudian lo que pasa en sus respectivos entornos. Siempre hay que poner a la empresa en relación a su sector o mercado para saber si está a la altura de su competencia. Y aquí, lo vamos a saber.
Ahora, sólo hay que ver si la empresa está endeudada o no lo está. Si está endeudada se dice que la empresa está apalancada, por lo tanto, hay que calcular el efecto apalancamiento. Y si no está apalancada, pues casi ya hemos acabado. No, es broma.
El efecto apalancamiento mide si la deuda financiera sirve para hacer crecer a la empresa. Y se puede calcular de manera muy sencilla como sigue:
Efecto apalancamiento = Cobertura de intereses x (1 + Ratio de endeudamiento) x Efecto fiscal.
Y más concretamente:
Efecto apalancamiento = BAI ÷ BAII x (1 + Deuda financiera ÷ Patrimonio neto) x BN ÷ BAI.
Lo que queremos es conocer la rentabilidad que da el mercado y apalancarla según el endeudamiento que tiene la empresa para compararla con la rentabilidad financiera real. De esta manera tan sencilla, podemos conocer la calidad de la gestión que se está llevando a cabo.
Sólo nos falta la fórmula de la rentabilidad financiera real (ya después de impuestos):
Rentabilidad financiera real = Beneficio neto (BN) ÷ Patrimonio neto.
Veamos un ejemplo sabiendo que la rentabilidad estándar del mercado es del 7% (como ya hemos dicho).
De la cuenta de explotación obtendremos:
Beneficio antes de intereses e impuestos (BAII) = 10.000 €.
Beneficio antes de impuestos (BAI) = 10.000 €.
Beneficio neto (BN) = 7.500 €.
Y del balance de situación obtendremos:
Patrimonio neto = 100.000 €.
Vemos que no hay deuda financiera, por lo que la empresa no está apalancada. Vamos a verlo:
Efecto apalancamiento = 10.000 € ÷ 10.000 € x (1 + 0 € ÷ 100.000 €) x 7.500 € ÷ 10.000 €.
Si operamos tenemos que:
Efecto apalancamiento = 1 x 1 x 0,75 = 0,75.
El efecto apalancamiento incluye los impuestos, que en este caso el tipo impositivo es del 25% (1-t = 0,75), por lo que si lo aplicamos a la rentabilidad del mercado (que no tiene los impuestos) tenemos:
Rentabilidad esperada = 7% x 0,75 = 5,25%.
Y si calculamos la rentabilidad financiera real tenemos que:
Rentabilidad financiera real = BN ÷ Patrimonio neto = 7.500 € ÷ 100.000 € = 7,50%.
Sin deudas, la empresa está llevando a cabo una buena gestión ya que la rentabilidad real que está obteniendo el empresario es de un 7,50% frente a la que se esperaría en términos de mercado que sería de un 5,25%.
¿Qué pasa si la empresa se endeuda? Re-calculemos las cosas:
De la cuenta de explotación obtendremos:
Beneficio antes de intereses e impuestos (BAII) = 10.000 €.
Beneficio antes de impuestos (BAI) = 8.000 €.
Beneficio neto (BN) = 6.000 €.
Y del balance de situación obtendremos:
Patrimonio neto = 100.000 €.
Deuda financiera = 100.000 €.
Vemos que hay deuda financiera, por lo que la empresa está apalancada. Vamos a verlo otra vez:
Efecto apalancamiento = 8.000 € ÷ 10.000 € x (1 + 100.000 € ÷ 100.000 €) x 6.000 € ÷ 8.000 €.
Si operamos tenemos que:
Efecto apalancamiento = 0,80 x 2 x 0,75 = 1,20.
El efecto apalancamiento incluye los impuestos como hemos visto (y los intereses de la deuda financiera son deducibles también) por lo que si aplicamos a la rentabilidad del mercado el efecto apalancamiento de la empresa tenemos que:
Rentabilidad esperada = 7% x 1,20 = 8,40%.
Y si calculamos la rentabilidad financiera real tenemos que:
Rentabilidad financiera real = BN ÷ Patrimonio neto = 6.000 € ÷ 100.000 € = 6%.
En este caso, con una estructura de capital del 50%:50%, la rentabilidad esperada por el empresario sería de un 8,40% frente a la real que es de un 6%. Y, ¿qué ha pasado?
Pues muy sencillo, la pyme se ha endeudado para nada, ya que obtiene el mismo BAII y por tanto, un BAI peor ya que tiene que pagar los intereses de las deudas que ha contraído (2.000 €) y a la postre, menos BN para el empresario, ya que la gestión que está llevando es mala y por esto, la rentabilidad financiera real es peor.
La empresa endeudada no ha hecho inversiones o las que ha hecho no son rentables con el dinero prestado ya que el BN no aumenta. Es decir, la deuda no ha servido para hacer crecer a la empresa, si no que la ha lastrado porque el BN ha disminuido. Para eso, mejor que no se hubiese endeudado, como hemos visto en el caso de la empresa no endeudada.
Si alguna vez te has preguntado porque tu empresa o tú como empresario no ganas dinero, posiblemente, estés ante algunas de estas razones. Pues ya lo sabes, un poquito de educación financiera nunca viene mal para no cometer los mismos errores una y otra vez.