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El riesgo de los préstamos al consumo en España: ¿La antesala de una nueva crisis de deuda?

En 2008, el mundo observó cómo el sistema financiero global se tambaleaba por el impago masivo de hipotecas subprime en Estados Unidos. España no fue ajena a esa tormenta: el colapso inmobiliario arrastró a las cajas de ahorro, cuya exposición al ladrillo fue insostenible. El resultado fue un proceso acelerado de fusiones, rescates y absorciones que transformó para siempre el mapa bancario español.

Hoy, casi veinte años después, el epicentro del riesgo ya no está en la vivienda —aunque su precio sigue tensionando a familias y jóvenes—, sino en un frente más disperso y silencioso: los préstamos al consumo. Créditos para automóviles, tratamientos sanitarios o estéticos, gastos cotidianos financiados con tarjetas o compras aplazadas en grandes superficies están conformando una montaña de deuda que amenaza con convertirse en el talón de Aquiles del sistema financiero actual.

El efecto de la liquidez del BCE y la inflación desbocada:

Tras la crisis de 2008 y, posteriormente, la pandemia de la Covid-19 en 2020, el Banco Central Europeo optó por la expansión monetaria más prolongada de su historia. La compra masiva de activos, los tipos de interés en mínimos históricos y la inyección de liquidez buscaban sostener la economía y garantizar la supervivencia de empresas y familias.

Sin embargo, la contrapartida no tardó en llegar. Esa liquidez extraordinaria, unida a tensiones en las cadenas de suministro, crisis energéticas y conflictos geopolíticos, alimentó una inflación persistente que golpea con dureza a la economía española. La paradoja es evidente: mientras los precios suben, los salarios permanecen prácticamente estancados, reduciendo el poder adquisitivo de los hogares y empujándolos a endeudarse cada vez más para cubrir necesidades que antes podían financiar con ingresos propios.

El índice de miseria y el declive de autónomos y pymes:

El índice de miseria —que mide la suma de la inflación y el desempleo— vuelve a situarse en niveles preocupantes. A la pérdida de poder adquisitivo se añade la fragilidad del mercado laboral, con altas tasas de temporalidad y un paro estructural que España no logra corregir.

Autónomos y pequeñas empresas, motor de la economía nacional, atraviesan un momento crítico. La inflación en costes, la falta de demanda y la elevada presión fiscal están llevando a miles de negocios a cerrar sus puertas. Cada persiana bajada no sólo implica pérdida de empleo, sino también locales vacíos que en muchos casos están vinculados a hipotecas. El círculo vicioso se agrava: los alquileres dejan de cobrarse, los propietarios no pueden afrontar sus hipotecas y la cadena de impagos se extiende desde el ámbito empresarial al familiar.

Este efecto dominó anticipa una posible crisis de deuda más compleja que la de 2008, porque no está concentrada en un único activo —la vivienda—, sino distribuida en múltiples frentes: préstamos personales, consumo financiado, hipotecas de locales comerciales y rentas residenciales.

El impacto en la banca regional y la estabilidad financiera:

Si en 2008 fueron las cajas de ahorro las principales víctimas, en la actualidad son las entidades regionales y de proximidad las que podrían verse más expuestas a esta tormenta. Una banca menos diversificada y más centrada en crédito al consumo y financiación de pymes puede sufrir un deterioro acelerado de la calidad de sus activos.

La gran banca internacionalizada cuenta con más colchones para absorber la morosidad, pero las entidades pequeñas y medianas carecen de esa capacidad de resistencia. El riesgo es que los impagos en cascada reduzcan la concesión de nuevo crédito, ahogando aún más a familias y empresas, y retroalimentando la desaceleración económica.

Soluciones y recomendaciones desde JMarin Consulting – Consultoría Financiera:

Desde nuestra visión como consultores financieros, es fundamental plantear respuestas tanto en el plano macroeconómico como en el microeconómico para evitar que el problema de los préstamos al consumo se convierta en la chispa de una nueva crisis de deuda.

En el ámbito macroeconómico, resulta imprescindible una política coordinada que combine la moderación de la inflación con estímulos al crecimiento. Esto implica reformas estructurales que impulsen la productividad, alivios fiscales temporales para autónomos y pymes, y un rediseño de los programas de financiación pública que prioricen la sostenibilidad frente al endeudamiento fácil. Además, el BCE deberá encontrar un equilibrio delicado: controlar los precios sin estrangular el crédito.

En el plano microeconómico, las familias y empresas necesitan herramientas de planificación financiera más rigurosas. Aquí, desde JMarin Consulting – Consultoría Financiera, recomendamos implementar planes de tesorería realistas, renegociar condiciones de deuda antes de caer en impagos y priorizar el gasto en función de necesidades esenciales frente a consumos prescindibles. Asimismo, consideramos vital promover la educación financiera para que hogares y emprendedores comprendan los riesgos de sobreendeudarse en un entorno de alta inflación.

El futuro inmediato exige anticipación y estrategia. Si en 2008 el error fue confiar en la solidez del ladrillo, hoy el error sería minimizar el peso acumulado de los préstamos al consumo. Reconocer el problema y actuar con rapidez marcará la diferencia entre una economía que resiste y otra que vuelve a ser arrastrada por la deuda.

28 de septiembre de 2025

José Antonio Marín Consuegra (CEO)

Soy Director Financiero Externo y Jefe de Finanzas Corporativas (C-Level) en JMarin Consulting – Consultoría Financiera. Este blog es para que aprendas cómo crear valor en tu empresa mediante las finanzas empresariales y las nuevas tecnologías, en exclusiva.

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