Si tu asesor no te ayuda a mejorar tus resultados, ¿por qué le ayudas a mejorar los suyos?

En el mundo de los negocios y las finanzas, rodearse de los mejores profesionales es un factor clave para alcanzar el éxito. Los asesores financieros, fiscales y contables juegan un papel fundamental en la toma de decisiones estratégicas que pueden marcar la diferencia entre el crecimiento o el estancamiento de una empresa. Son los guardianes del conocimiento técnico que muchos empresarios o emprendedores no tienen, y en teoría, deberían estar trabajando para maximizar tu éxito.

Sin embargo, existe una cruda realidad que a menudo se pasa por alto: no todos los asesores cumplen con esta promesa. Muchos se limitan a lo básico, a cumplir con la normativa, y poco más ya que tampoco tienen ni quieren inviertir en recursos para hacerlo mejor. Presentan impuestos, calculan nóminas o preparan informes financieros estándar (a veces, ni eso), pero rara vez se preocupan por el impacto real que están teniendo en el negocio de sus clientes. Y lo que es peor, algunos juegan con la ignorancia de sus clientes, aprovechando la falta de cultura empresarial o la confianza ciega que se les otorga, sin aportar valor alguno.

Aquí surge una pregunta inquietante: si tu asesor no te ayuda a mejorar tus resultados, ¿por qué le ayudas a mejorar los suyos?

Imagina esta escena: cada mes, tu asesor fiscal te envía la factura por sus servicios. Tal vez incluso te recuerda amablemente la fecha límite para pagar tus impuestos. Todo parece estar en orden, los números cuadran y los formularios están presentados a tiempo. Pero ¿te has detenido a pensar qué valor adicional estás obteniendo?

Muchos asesores simplemente adoptan una postura reactiva. Esperan a que llegue el momento de cumplir con alguna obligación fiscal o contable y entonces se ponen en marcha. En esos momentos, la relación con el cliente se reduce a una transacción: «tú me pagas por hacerte la declaración de la renta», «tú me pagas por cuadrar los balances». Es cuando ves que tu contabilidad no está actualizada, ya que cuadrar bancos o conciliarlos no es una prioridad impositiva pero sí financiera.

Este tipo de asesor no busca activamente formas de optimizar tus impuestos, reducir tus costes, ni explora oportunidades fiscales que podrían suponer ahorros significativos. Tampoco te ayuda a interpretar los datos financieros de tu negocio para tomar mejores decisiones. Y lo más frustrante es que muchos clientes no lo notan, porque simplemente no saben lo que deberían estar exigiendo o simplemente, “pasan” del tema.

Los asesores negligentes o desinteresados se escudan en la falta de cultura financiera de sus clientes. Saben que pocos empresarios se toman el tiempo de analizar detalladamente su propio estado financiero o preguntar si hay mejores maneras de hacer las cosas. Así, se mantienen cómodos en su rol, asegurándose de que sus cuentas estén siempre en positivo, aunque las tuyas no lo estén.

Aquí radica el verdadero problema. Estos asesores no son aliados estratégicos, sino meros operadores que se limitan a cumplir con el mínimo indispensable para seguir cobrando por sus servicios. ¿Por qué sucede esto? En muchos casos, es porque saben que sus clientes no tienen el conocimiento técnico necesario para cuestionarles. Es fácil vender servicios cuando el cliente no sabe qué debería esperar o cómo medir el verdadero impacto de la asesoría en su negocio.

El efecto de esta dinámica es devastador. No sólo pierdes la oportunidad de optimizar tus recursos y de obtener el máximo beneficio de las decisiones fiscales y financieras, sino que, en el fondo, estás financiando la ineficiencia de un asesor que sólo está preocupado por su propio bienestar. Y cada mes que pasa, ese dinero que podrías haber ahorrado o invertido mejor, va directamente a mejorar las cuentas de tu asesor, no las tuyas. Ellos, con buenas marcas de coches y tú apenas puedes sobrevivir.

Un buen asesor es aquel que, además de cumplir con las obligaciones formales, tiene una visión proactiva sobre tu negocio. Debería estar constantemente buscando maneras de mejorar tu rentabilidad, proponiendo soluciones innovadoras y alertándote sobre oportunidades fiscales que pueden marcar la diferencia en tus finanzas. Si tu asesor no se preocupa por cómo reducir tu carga fiscal o por cómo optimizar la estructura financiera de tu empresa, entonces no está haciendo bien su trabajo.

Es fácil pensar que la función de un asesor se limita a cumplir con las normativas legales, pero esa es sólo una parte de su labor. Un verdadero profesional del asesoramiento empresarial debe actuar como un socio estratégico, con una visión integral que abarque no sólo el presente, sino también el futuro de tu negocio. Si tu asesor se limita a recordarte la fecha de presentación de impuestos o a enviarte un informe de vez en cuando, sin explicarte cómo mejorar tu situación, entonces algo está fallando.

Peor aún, si no es capaz de anticiparse a posibles problemas fiscales o financieros, y sólo reacciona cuando ya no hay remedio, podrías estar enfrentándote a un desastre que podría haberse evitado y encima, le vas a pagar por la liquidación de tu empresa. La falta de profesionalismo y la falta de interés en los resultados del cliente son una fórmula para el fracaso, y no deberías tolerarlo.

Un asesor competente debe demostrar su valía en el día a día, no sólo en las fechas clave. Debe ofrecerte soluciones personalizadas, adaptadas a tu negocio, y ser capaz de mejorar tus resultados de manera tangible. Si no lo hace, te encuentras en una relación unilateral donde el único que gana es tu asesor.

Ahora es el momento de actuar. Evalúa detenidamente lo que está haciendo tu asesor actual. ¿Te sientes respaldado por su conocimiento y profesionalismo? ¿Has visto mejoras reales en tu balance financiero o en tus decisiones fiscales desde que trabajas con él? ¿O sientes que simplemente estás pagando a alguien que cumple con lo básico mientras tú sigues luchando por mejorar tu rentabilidad?

Es hora de hacer una reflexión seria: si tu asesor no está contribuyendo a tu éxito financiero, ¿por qué sigues permitiendo que mejore el suyo a costa tuya?

Exige más. No permitas que la mediocridad de un asesor sin ambición frene el crecimiento de tu empresa o la estabilidad de tus finanzas. Si no estás obteniendo el valor que mereces, busca a un verdadero profesional que esté dispuesto a involucrarse, a buscar soluciones proactivas y a comprometerse con tu éxito.

Tu futuro financiero depende de las decisiones que tomes hoy. Encuentra a un asesor que esté tan comprometido con tu éxito como tú lo estás. Porque al final, no se trata sólo de cumplir con la ley; se trata de prosperar.

9 de septiembre de 2024

José Antonio Marín Consuegra (CEO)

Soy Director Financiero Externo y Jefe de Finanzas Corporativas (C-Level) en JMarin Consulting – Consultoría Financiera. Este blog es para que aprendas cómo crear valor en tu empresa mediante las finanzas empresariales y las nuevas tecnologías, en exclusiva.

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